Pues déjenme contarles que yo he tenido que cambiar de escenarios y de rutas en la medida que el entorno y las situaciones lo van pidiendo, he pasado por diferentes contextos, ambientes, grupos de amigos, ámbitos laborales, pero de todos he ido sacando beneficios tanto personales como profesionales, de todos estos cambios he tenido aprendizajes que van fortaleciendo mi forma de actuar frente a los eventos y los hechos que hoy algunos de ustedes conocen.
Cada vez que una persona inicia un proyecto ya sea de vida, profesional o empresarial, normalmente parte de la intuición, de esa chispa interna que algunos llaman el “sexto sentido”, hay una fuerte inclinación de terminar haciendo lo que otros dicen que es lo más conveniente para realizar, como también proyectar los escenarios basados en la copia de acciones de lo que a otros ya le ha funcionado y que se asume también le va a funcionar. Lo reconocemos cuando en empresas y organizaciones se proponen los servicios que otros ya tienen, cuando todos los emprendimientos empiezan a nacer y volverse mercado saturado porque alguien le funcionó la idea de negocio que implementó, así surgieron los cientos de emprendimientos de mascotas, de café y de uchuva como los que conocemos hoy en día y los que siguen buscando su propuesta de valor y su diferenciación por la forma en que nacieron.
Y no estoy juzgando la estrategia que se implementa, estoy haciendo una invitación a que se haga una lectura apropiada del entorno para saber cómo debe actuar a futuro, cuál es el alcance de lo que quiere hacer y definir su camino con bases sólidas y coherentes. Para nosotros en Inngesta lo llamamos “Conocer”, para el Design thinking es “Empatizar” para otras metodologías es “contextualizar”, pero el fin de todas estas es poder tener la base que permita tener claro y a profundidad la necesidad o el reto que quiere abordar y hacer una indagación profunda que incluya las diferentes perspectivas del problema y así encontrar la raíz de lo que quiere o pretende solucionar.
Cuando hablo de leer el entorno se trata de utilizar las herramientas que parten de la innovación que me permitan ir al detalle de esas intuiciones con las que partimos, mapas de empatía, perfiles, tendencias, patentes, recursos científicos, etc., que permitan ajustar y hacer cambios en la medida que la situación lo vaya demandando, es una alineación a las necesidades del entorno y porque no, darse la oportunidad de partir de cero para poder generar un nuevo proyecto o idea desde la lectura coherente del entorno y sus limitaciones.
En este ejercicio de partir de cero, nos hemos encontrado con proyectos o ideas nuevas que atienden necesidades reales, solamente basándonos en las tendencias y haciendo divergencia desde las necesidades, planteando asuntos que posiblemente ya se han pensado, pero que nos ayuda a ver de una manera diferente como resolver las situaciones de nuestra comunidad y en general de nuestra sociedad.
“No es lo mismo buscarle necesidades a una solución, que buscarle soluciones a una necesidad”
Cuando soy capaz de leer bien el entorno y luego de ya apropiarme del mismo, pensar soluciones a sus necesidades, se me va a facilitar y de allí se ajustan las iniciativas a lo que quiero proyectar. Se trata de saber qué está buscando y necesitando la sociedad y no de poner en marcha lo que nosotros creemos que requieren bajo eso llamado “intuición” o de ejecutar y desplegar lo que otros ya han hecho sin justificar si se necesita o no, pues los contextos son diferentes y las necesidades muy variables.
Los invito a seguir este camino:
- Haga un proceso estructurado de lectura del entorno,
- Identifique los retos potenciales,
- Busque alternativas de solución al mismo reto,
- Y muy importante deje que la intuición tenga menos protagonismo para minimizar el fracaso.
Estamos seguros que validando las necesidades, apropiándose del contexto, damos soluciones más concretas a los retos y tenemos más cerca el éxito.